Para esta reflexión tomo prestado el título y el espíritu del magnífico libro del padre Lubac donde efectúa una refutación del “humanismo” construido por los pensadores ateos Feuerbach, Nietzsche, Comte y Marx. Esta refutación la establece el autor desde el respeto y en algún caso desde la admiración hacia el talento de los filósofos mencionados. La idea del texto es que el intento de sustitución de Dios por la construcción de una serie de valores no trascendentes y meramente humanos lleva a la incomprensión y destrucción del hombre. Yo intentaré hacer mi humilde comentario de la película “Camino” de Javier Fesser con el mismo espíritu y respeto al autor. Si alguno piensa que Fesser no es ni mucho menos Nietzsche ni Comte le responderé que un servidor tampoco es Lubac, por tanto así dejamos la crítica “proporcional”.
Parto de dos bases: he visto la película y doy como válida la “buena intención” de Fesser al hacerla como un particular “homenaje” a Alexia González-Barros, niña en que se basa la película. Si esta última base ha hecho levantar y fruncir algún ceño al lector le ruego lo desfrunza pues esta base es fundamental para entender el grave y triste problema que se nos plantea.
HECHOS Y SANTIDAD
“A Alexia no la santificó la enfermedad, se santificó con la enfermedad” Moncha, madre de Alexia
Los hechos reales son los siguientes: una niña de 14 años sufre un tumor en las cervicales y en un periodo de diez meses largos y dolorosos fallece. La niña encara la enfermedad con una religiosidad extraordinaria y una visión madura que llama la atención tanto del entorno familiar como de los profesionales del hospital. Tanto es así que, tras su fallecimiento, se escribe un libro dando testimonio sobre Alexia y su actitud ante la tragedia en su ofrecimiento y aceptación de la enfermedad desde y hacia Dios. Este libro tiene un tremendo impacto y un sacerdote exige a sus familiares que continúen la propagación de dicho testimonio hasta el final. El mensaje da la vuelta al mundo provocando que muchas personas en similares circunstancias invoquen la ayuda de Alexia obteniendo alivio y esperanza, “se sienten escuchados”. Como consecuencia de todo esto la niña está en proceso de beatificación.
HOMENAJE E INTERPRETACIÓN DE FESSER:
“la niña me pedía que contase su historia”
Javier Fesser es una de las personas que leyó ese libro testimonial. Él mismo comenta que no sabe como llegó a sus manos pero quedó impresionado por Alexia. Durante muchos años pensó en narrar la historia y es ahora con la película “Camino” que se decide a contarla.
El director insiste en la realización desde una “objetividad grande” y desde la “admiración mas absoluta”. Insiste una y otra vez en que la película está “anclada en la realidad”.
“OBJETIVIDAD” DE LOS PERSONAJES
“El Opus Dei ha utilizado para sus fines el calvario de una pobre niña adolescente, en clara y desconcertante connivencia con sus familiares”
La historia está contada desde el padre, sujeto de ficción creado por el autor que representa el único personaje de hecho realmente no creyente. El único personaje que, aparte de la atmósfera religiosa de la familia, va adquiriendo lucidez sobre la manipulación que del dolor de la niña se está haciendo. Cuando va a descubrir toda la trama, muere en accidente. Sin duda su papel está trabajado porque creo que es el único realmente entendido por Fesser. En una escena de la película se refieren a él como “tu padre en el fondo no ha creído nunca”.
El resto de caracteres de la familia están construidos desde el factor religioso: una madre hueca y sin matices encargada de controlar los gustos de la hija y totalmente sometida a su hermana y a la organización religiosa. La mencionada hermana, líder espiritual de la familia, autoritaria y encargada de gestionar el traslado de la niña a la clínica de la Obra. La hermana de Alexia, numeraria del Opus Dei que, abducida, deprimida y confusa representa el resultado del adoctrinamiento en todos los aspectos de su vida: represión, sentimiento permanente de culpa… no es capaz de abrazar a su padre.
El resto del elenco coral “religioso” lo conforman el capellán y los sacerdotes de la Obra, profesionales preocupados por la manipulación del dolor de la protagonista para fines de la organización: “puede ser la primera niña beatificada de la Obra”.
Es decir, todos los personajes construidos desde el hecho religioso aparecen como meros arquetipos y víctimas de sus creencias. Forman un coro esperpéntico no creíble.
“OBJETIVIDAD” DEL PERSONAJE DE CAMINO
“lo que yo creo que soñaría”.
La niña preadolescente educada en el ambiente religioso, enfoca toda su enfermedad desde el enamoramiento de Jesús. Evidentemente no el Jesús de los Evangelios sino un chico que ha conocido y se ha quedado prendada de él. En todo el periplo de la enfermedad circulan ese enamoramiento y los cuentos infantiles que acompañan a Alexia. Hay una curiosa metáfora de Dios cuando lee en su cuento que el protagonista es un señor muy sabio que lo sabe todo y te acompaña siempre. El último problema, piensa ella, es que no existe. Of course.
El mundo de Camino y la construcción del personaje se basan en sus sueños. La objetividad de Fesser del “lo que yo creo que soñaría” construye la única ilusión de la niña en el proceso de enamoramiento donde curiosamente un ángel es el que produce sus pesadillas.
CONCLUSIÓN
El señor Fesser con toda su buena intención de “homenaje”, vemos que ha dibujado “objetivamente” el protagonista principal como “él cree que una niña a esa edad siente”. Es decir, un ser onírico rodeado de un entorno de seres totalmente caricaturizados en base a un sentimiento religioso que Fesser ni entiende ni quiere entender. El dibujo concluye naturalmente en rúbrica pasmosa: el sufrimiento no entendido como Sentido sino como mero “performance” teatral que termina en aplauso patético. El final subraya el esperpento.
En mi opinión, el producto ni es un homenaje a Alexia ni es un mero ataque a la organización Opus Dei. Es simplemente un ataque directo al hecho religioso desde un hombre que ni entiende ni quiere entender. Desde la incomprensión absoluta del otro. No hay ningún momento en que el autor se ponga en el lugar de algún personaje que crea. No lo entiende, y cuando realiza la descripción de los personajes creyentes no le salen mas que caricaturas.
Me parece bastante claro que lo que ha hecho Fesser es simplemente exponer su forma de pensar de la religión utilizando al Opus Dei a partir de la manipulación sentimental del sufrimiento de una niña. El clásico mecanismo del uso sentimental para el desembarco ideológico.
La guinda final y la verdadera gravedad es ver como el no creyente, tan sentimental en el celuloide, ni siquiera se plantea el dolor que puede causar al realizar una interpretación que ridiculiza los sentimientos de los protagonistas. Detrás de estas ideas hay personas, hay sufrimiento y hay un drama. Reales y nunca entendidos por el artista.
No hablaríamos de esto si fuera una historia de ficción, pero la clave está en la dedicatoria a Alexia que tan denunciada ha sido por la familia e ignorada por el director. Un drama de una niña y su dolor a la que se ha utilizado como lanzadera ideológica de un autor.
Esto no es mas que una muestra muy interesante de lo que las buenas intenciones del no-creyente-militante produce.
De las malas, están los cementerios llenos.
Miguel McMurphy